sábado, 8 de mayo de 2010

Ansiedades


Parecemos roya en verano desperdigada por el café
acabando con el aroma que impregna la dicha de la ansiedad…


Ansiedad que mata, que destroza, que estorba, ansiedad infinita que se hace incontenible, si solo viniera la nueva primavera...

Pero el tiempo no avanza, los campos ya no florecen, el invierno ha hecho mella , se enraíza y encrudece, se enfría la pasión felina del cuerpo carnal que espera y vigila...

Así nos tiene este sentir bendito, en la espera de nuevos horizontes para que traiga con él la dicha, la paz para que en estos momentos amortigüe el dolor, es que es tanto que ya no se puede vivir de está ilusión...

como ilusión que se diluye con cada pensamiento, rasgado en cada duda, enterrado con angustias, temores que marca el espanto de la no tenencia que sulfura desangrando el alma tal cual...

Y sangra por las heridas que dejaron sus palabras, esas que noche a noche fueron conjugando en mi hasta hacer un reflejo limpio, amputando toda duda mal surgida de otros que no ven el amor como nosotras...

Reflejo que hoy se rompe cual espejo haciéndose añicos a la luz de la sensatez, razón que vocifera dentro de mi oído que deje de ser ingenua, que deje ya, de esperar de una vez.

Quiero seguir mi rumbo, arrancarlo, no sentir, muero por tenerlo o por dejarlo ir, es la batalla de un triste abrigar, sentir que fue añejándose en este corto tiempo, aunque hoy sea veneno que destruyen mis labios dejándome sola y en retazos…

En retazos de poemas, de almas y de penas, en la sobria ingenuidad de la estación indolente de este frío que cala, resonándome los dientes, ¿Que importa el día? Menos la noche, sin noticias ni llamadas, acá ya solo yacen reproches...

Aunque los reproches se hacen nada cuando veo a la distancia su sonrisa cálida, su aroma no me toca pero su impaciencia está conmigo, gritando salvaje en la bruma que ya es mío, soportando también la inclemencia de los medios latidos...

Con latidos que resonarán completos cuando se acabe el vacío, aire que nos separa en territorio y destino.
Que la cercanía merme, lo que la duda incita.
Lo que el alma malogra.
Lo que el pensamiento cita.
Que se cumpla de una vez y por todas el viaje al infierno o se alcance el cielo a su vez...


¡Infierno!
Al que quisiera mostrarme.
Al que quisiera encadenarme.
Al que me encantaría postrarme.
Lo acepto si lo comparto a su lado, no evitaré quemarme en la llamarada de sus manos, editaré las vivencias que transcurren en la agonía, mientras él sea el que dirija mis manías, nadie podrá convencerme ni incitarme a la más mínima ira.

Colombia - Perú
Evelyn L. © - Consuelo L. ©

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