Búscame en tus rincones pudorosos,
mientras cae la luna en nuestra noche
que se hace eterna y dame tu derroche
con aquellos susurros anhelosos.
Benditos sin permiso, sin reproche
alguno, aquí no quepa ni la duda,
mejor disfruta y tómame desnuda;
mírame y dame un beso como broche.
Dame de tu vigor, estoy sudada,
aniquila mi sed con tu ambrosía,
mientras, ve sintiendo esta algarabía
que me tiene a tu pierna bien atada.
Comprométete y usa tu osadía
que ya quiero tenerte allí, perdido
en mi ser lentamente sumergido,
nuestros sexos exigen sincronía,
para olvidar lo todo prohibido
y acabar extasiados en elegía.
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