sábado, 2 de octubre de 2010

Quiteño

Soneto

Hoy bajo tu mirada me apabullo
y te declaro amor puro, mi hombre,
deseando olvidar hasta ese nombre
que tu voz canta cual fugaz murmullo.

Átame a este feliz y fresco embullo
pues llevaré orgullosa tu renombre,
entregando mi ser y que descombre;
de tu piel las cadenas y el orgullo.

Ven, ámame y dibuja nuestro sueño,
que tus besos adornen este mundo
mientras voy siendo tuya mi Quiteño.

Y dejarás de ser un vagabundo;
bautizándote como eterno dueño...
Sintiendo mi amor siempre tan profundo...

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